Queridos
lectores, no os preocupéis, si mantenéis la calma y os ponéis en fila
recibiréis vuestra ración de desprecio y os podréis ir de esta página con la
seguridad de que en el Luckzyzine no discriminamos a nadie por razones de sexo,
raza o credo.
El
otro día fui a un concierto de una banda tributo de hard-rock, la banda a la
que estos bienintencionados (y buenos músicos) rendían homenaje, había gozado
en el periodo de mi adolescencia de las más altas cotas de popularidad del
mainstream a pesar del estilo poco habitual en la radioformula, y eso provocó
no pocos seguidores becerriles que abrazaron erróneamente el heavy metal como
forma de vida (con algunos consiguientes efectos colaterales habituales, tales
como creerse la luz del conocimiento musical para el resto de mortales), para
terminar olvidando todo pasado una o dos temporadas, cuando aquella moda dio
paso a otra como la tecno-rumba.
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"¿Quién dijo que los ochenta fueron fáciles?" |
El
caso es que en el concierto no puedo negar que me escandalicé, pues no encontré
allí a melenudos retrochentosos, en lugar de ello a una serie de personajes
pseudodisfrazados en el grado de: portar camisetas de la banda mater combinado
con pantalones cagaos, niñas pijas que ese día decidieron vestirse con leggin
negro y chalequito de cuero del Mango, bastantes calvos en polo ¿?¿?¿?¿?, los
sincriterio que este año han optado por vestir en toda ocasión camisa de
leñador franelero abotonándose hasta la nuez (y por qué no hay más, que sino
seguirían hasta la frente), hipsters con los pantalones remangados como si fueran
a pescar y…un servidor con su pinta de crooner, marcando distancia ante los
citados.
El
concierto dio comienzo y tras el grito gutural de rigor por parte de la
audiencia, segundo después, al ver que el tema no era un single de éxito, la
masa se fue separando de la primera fila para comenzar un peregrinaje incesante
durante las dos siguientes horas cual baile de zombis hacia la barra; y ya
comencé a escandalizarme; mira que a mí me gusta la cultura de lounge, en la
que la coctelería va de la mano del ambiente…así que no puedo concebir, el
pijoterismo de una sala de conciertos sirviendo gin-tonics ¡¡¡en copa de
balón!!! Cómo tampoco entiendo la pijotería del cardamomo y el cilantro en
cualquier local de mala muerte…y mucho menos la traslación de estos conceptos
en una pirueta de chill-out hacia el lounge tomando forma de terraza ibicenca
¡EN EL NORTE DE ESPAÑA!
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"¡Estoy contigo bro!" |
Si
antes he nombrado el momento bajonero cuando las canciones interpretadas forman
parte del repertorio “oscuro” ¿Qué se puede decir de cuando se intercaló alguno
popular? Catarsis, locura, demencia, revuelta popular en Mongolia…aquello era
como el momento de salida al recreo en el colegio, los camisa de leñadores
corrían a hacerse fotos con sus móviles, las descolocadas niñas monas con pinta
de escuchar a sosias de Alex Ubago se dejaban llevar por los tópicos y
tímidamente alzaban sus brazos haciendo “cuernitos” y riéndose con sus amigas
ante lo mucho que se estaban desatando, un vieja gloria (50 tacos en canal)
asentía en plan “sí, sí, sí que no pare el ritmo” y muchos varones con corte de
pelo a lo Cristiano Ronaldo se cogían del hombro gritando en un inglés de
lupanar y solysombra como si veinte años no fueran nada.
No
penséis que lo pase mal ¿eh?, al contrario, el show estuvo bien, tanto el de
encima del escenario como el de debajo, ¿Quién iba a decirme que se podía
amortizar tanto el coste de una entrada? (y no hablo de Bruce Willis).
Imagino
que para alguno de los allí presentes también se reiría de mi porte y
vestimenta, en eso reside el juego, tú me pones a parir y yo a ti y luego cada
uno por su lado, yo sigo con mi vida de elegancia y el/la otr@ con su miseria
intelectual (algo así como me supongo, piensa Arturo Pérez Reverte cuando
alguien le aplaude chuminadas por twitter).
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"La Marvel presentando la futura incorporación a Los Vengadores!" |
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