domingo, 15 de enero de 2012

CRUZANDO EL RUBIKON

Retomamos la acción en el Luckyzine, dejamos atrás esas fiestas navideñas en las que no me ubico, tanto santoral, tanto buenrrollismo, tanto tal aghhh, ya sabéis que yo soy de familia pagana de toda la vida y yo, una fiesta sin cierto toque de paganismo no me hayo…necesito así la adoración blasfema a un dios ardilla o un sacrificio de vírgenes, a mi eso de San Eleuterio o Santa Romaria pues como que aaaaaaaaaagh,…y claro, si uno no ha publicado en las dos semanas que ya llevamos de nuevo año, pues os supone más triste que una choni sin la letra “h” en su teclado. No pierdo pues el tiempo y me vuelco a satisfaceros como una oda a la incongruencia mal entendida o en un símil al intento desesperado de Tara Reid de conseguir el pecho de Otto Preminger.

Lo que me dispongo es una aventura que nació hace cosa de un año aproximadamente y que, ha llegado a su fin hace muy poco; todo comenzó con un pase furtivo por la sección de juguetería, en la que me di cuenta de que se había relanzado el famoso cubo de Rubik, lo mire de reojo, como quien guarda rencor a un rival nunca vencido…y su precio de doce leuros, me fue como el símil a la tentación de un “Continue” jugando al Street Fighter…pero por mucho más valor que por una partidita de veinticinco pesetas.
"El articulo mas regalado estas navidades,¡no me extraña! con lo que se tarda en rebobinarlo con el boli"
Durante semas, quizá meses quedó enterrado el asunto, hasta que me topé con las imágenes de bruces con Justin Biever realizando el famoso cubo sin dificultad. Entonces me comenzó a carcomer el fantasma de una derrota infantil, de la del jodido cubo guardado en el cajón día tras día sin conseguir mas allá de una o dos caras…aquel obstáculo no salvado, aquella mancha en mi expediente, venía a darse la mano con un ídolo de quinceañeras…¡el destino se estaba descojonando de mi en la puta cara!

Y tomé una gran decisión, comprar un cubo de las narices y no parar hasta lograr aprender a realizarlo…eso sí, lo compraría en un bazar chino ¡que yo no pago doce leuros por quitarme un trauma! Tony Soprano se lo puede permitir, pero un servidor no. Entré en el establecimiento y salí de tras haber pagado un miserable euro por el juguetito de marras, una vez arrive a cassa, me dispuse a conocer a mi enemigo, por un lado Justin Biever, por el otro el creador del cubo Emö Rubik…¿Emö?¿¡¿Emö?!? ahora había más razones para cumplir mi venganza y más aun si lograba una conexión entre Rubik y Stanley Kubrick, que el tío no quería explicarme nunca lo del final de Odisea 2001 y ahora no me coge nunca el teléfono.
"Yo soy el socio 1758"
Yo me imaginaba a Emö Rubick cual Skeletor en su Caverna de la Serpiente, pero con forma de cubo Rubik, un maquiavélico señor del mal que se carcajea echando la cabeza hacia atrás cada vez que se acuerda que su cubo puede llegar a tener cuarenta y tres trillones doscientos cincuenta y dos mil tres billones doscientos setenta y cuatro mil cuatrocientos ochenta y nueve millones ochocientas cincuenta y seis mil permutaciones (Totalmente cierto y sino comprobadlo).

Descubrí, que no estaba solo, ni era el primero en la lucha contra el cubo, como en Eternia, ya había un paladín de nombre David Singmaster que cuando alzaba su espada y gritaba “Yo tengo el poder” recibía los poderes del Magno Rector de la Universidad  de Plasencia y con su doctorado en matemáticas era capaz de resolver el cubo, le acompañan sus fieles amigos Lars Petrus y la bella Jessica Fridrich y juntos forman el Trío Empollón, un grupo que dedica sus esfuerzos a resolver cubos de Rubik, cuidar el medioambiente y ver maratones de Star Trek.
El caso es que yo soy más de Star Wars, por lo que me dieron de lado y me tuve que buscar la vida, opte por mimetizarme, empecé a vivir como vive el cubo, a actuar como él,  pensar como él, como un James Woods de pacotilla aprendiendo su papel. Sería estúpido ponerme a explicar los algoritmos necesarios para su resolución, tan solo quedaros con la copla de que lo logré.

¿En qué ha cambiado mi vida? Pues el aire que respiro me es más puro, el café más sabroso, mi cartera rebosa, mi chalet adosado se ha incrementado cien metros cuadrados y en mi radio ya no se sintonizan emisoras de radioformula.

Necesito nuevas metas, retos que afrontar, aprender a tricotar, o quizá, ya  que la gente fabricaba alpargatas desde el Siglo XII antes de Cristo…¡Ser parte de esa orgullosa tradición! Ale, hasta mas ver.
"Que desmejorado te veo Carlos Yin"