domingo, 1 de noviembre de 2015

UNIFORMES

Un día de mi vida, una fémina  me comento que le ponían los tíos con uniforme, sé que suena a topicazo de película romántica, en la que un tipo por ganarse el amor de una zagala buscará la manera de sorprenderla patéticamente apareciendo en una próxima cita ataviado con el traje que le ha afanado a un poli, y que casualmente le queda como un guante...no era ese mi caso, ni yo buscaba más con dicha mujer, ni me visto con ropa de otras personas tras haberlas noqueado con un golpe de canto de mi mano en la nuca...principalmente porque, esto es LA REALIDAD, y si a mí alguien me da un toque así, puede ir sacando las gafas para buscar los adminículos (he dicho “culos”...jijijiji) dentales que en breve tendrá que recoger.

Cuando escuchamos la palabra “uniforme” siempre pensamos en esas varoniles profesiones de militar aguerrido, policía adicto al trabajo, chefs de cocina con vigorosos mostachos o niños llorosos ante los cuatro trapos que les han puesto para poder ir al colegio privado. Y sí, es verdad, claro que el uniforme nos acompaña toda nuestra despendolada vida, créanme, yo les ilustraré en esta nueva sinsorgada.

En nuestros días de menores de edad, ya nos uniforman, recuerdo perfectamente mi primer día (y último, si, si, último) en una guardería, allí como en la clase de párvulos del colegio nos hacían vestir unos mandilones con nuestro nombre cosido, azules para los varones y rosas para las muyayas, recuerdo que hubo algún padre daltónico que no me explico cómo le endiñaron un mandilón verde ¿tenderos cabrones? ¿distribuidores que lograron colarle al vendedor una remesa de mandilones defectuosos?
"Medicamento y copazo= Combinación ganadora"
En el devenir de la infancia, llegó ese momento en que a algunos les hacían ir a una cosa llamada catequesis, y que los niños que ya nos habíamos ganado un billete al infierno nos daba mucha risa verles cuando se los llevaban a tirones sus padres para meterlos en la parroquia del barrio, pues eso, que llega un día, que a esos niños pera, les hacen también uniformarse para lo que llaman “la confirmación” o “primera comunicación” (esto ha sido una mera demostración de cómo me he ganado a estas alturas más de setecientos tickets de viajes al averno sin escala). Me pondré serio y diré, que los trajes de primera comunión son de princesa en caso de haber nacido sin pililla, pero si eres de los que la tienen, te toca ir de marinero... ¿y si tu padre es de infantería que ocurre? Por cierto y ya que tratamos el tema de la comunión ¿los psicoanalistas son psicópatas que te quieren petar el culo?

Puede ser que durante esos años te toque estar gordo, ser desordenado o simplemente un vago que no termina las cosas y entonces alguien con ganas de joder les diga a alguno de tus progenitores que lo mejor sería que te apuntaran a practicar algún arte marcial, puesto que eso te enseñará disciplina y canalizar tu no-se-qué, por algo...y ahí te plantan en un sitio con colchonetas ataviado con una especie de bata de esparto atada con un cinturón blanco para aprender a dar hostias...¡pero ojo!, te dicen que te dan un cinturón mejor si se te da bien lo que te enseñen...¡que es no dar hostias! (¡ahí, ahí, mareando a las pobres criaturas!).
"Ve tomando nota"
Y mi pregunta, cuita o cuestión es... ¿Por qué los mocosos que estudia karate, judo o cualquier disciplina de artes marciales van de blanco? ¿Por qué nadie va de negro? Todos sabemos que los ninjas molan más que los karatekas, aunque solo fuese por el uniforme seguirían molando más. A fin de cuentas, el negro adelgaza, con lo cual muchos niños gordos apuntados disimularían sus gorduras ¿no sería mejor vestirles con ropa negra y no hacerles sufrir yendo a Judo?

Otros que van de uniforme son los Boyescáus, que son gente muy maja, que se van con niños al monte y los padres se quedan totalmente tranquilos, parecido a cuando te dicen que a continuación en una gala de televisión llega “El humor de Manolo Vieira” y te quedas así como que no pasa nada, pero el efecto mariposa puede haberse producido en Kuala Lumpur y mañana la humanidad se extinguirá.
Crecemos, maduramos (en los casos más optimistas) y ahí en la universidad aparecen unos seres conocidos como “tunos” que van uniformados como la sota de bastos y los lunes por la mañana de momias, tras hacer una visita el sábado por la noche a urgencias tras creerse unos casanovas y rondar a la novia de algún tipo o directamente haber salido de casa vestidos de tal manera y encontrarse con gente decente que les apaleo sin compasión.
"¿Qué expresión facial es esa?"
Y la adultez llega y ¿qué uniformes tenemos en nuestra vida diaria? Pues salvo los comentados casi al principio del artículo no se me ocurren muchos más, bueno, sí, esos de ir vestido enteros de cuero con la fusta y los de Village People ¡la mejor boy-band de la historia! (¡y nunca mejor dicho!). Porque ante todo, hay que diferenciar cuando alguien va de uniforme y cuando va disfrazado, y conste que me estoy mordiendo la lengua para no comentar la equipación de militante de juventudes de cierto partido político...pero vamos, que es una idea por contagio y yo soy profilácticamente correcto, así que...son ustedes libres de expresarse en los posts.

Puedo ponerme moralista, decir que todos vestimos un uniforme de indiferencia y que nos resbalan los grandes temas de interés social. Puedo ponerme pedante y hablar de la axiología más utópica en un debate abierto con  lo que es uniformarse y su necesidad/sometimiento. Pero sobre todo voy a ser ridículamente ridículo al preguntaros por aquel grandísimo cantante Raúl, el de “Hace tiempo que sueño su boca”... ¿se acuerdan? Pues en caso negativo consulten el YouTube que para algo esta. A lo que vamos, ¿Raúl, donde estás?¿Acaso es que ya forma parte del elenco del remake de “Perdidos”?
Y así, como quien no quiere la cosa aprovecho la coyuntura para irme, que total...ya hemos arreglado un poco el mundo y si seguimos lo vamos a ensuciar. Separemos nuestros caminos hasta una nueva entrega y celebremos la vida, con o sin uniformes, que eso no sea razón de odios...y si, ya sé que los uniformes de establecimientos de comida rápida suelen ser humillantes para quien los porta, pero eso también justifica por que dichos empleados acaban siendo creyentes de religiones que creen en la reencarnación... ¡y volverán!, vaya que sí volverán y entonces se vengaran de tiiiiiiiiiiiiii ¡puedes jurarlo amigo!
"Entonces me despierto...¡y me había comprado esta chupa!"


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